jueves, 7 de octubre de 2010

Pesadilla

Este relato fue un encargo. Hacía tiempo que no escribía nada y la verdad es que tenía ganas de hacer una historia con una atmosfera un poco asfixiante. Como se trata de un encargo, está un poco personalizada para darle yuyu a quien me lo encargó.

Dedicada a Bianca. Sin ella este relato no habría existido.

Gracias

Wolf



Es de noche...

El mundo a tu alrededor parece haber muerto...

No se escuchan más sonidos que el lejano zumbido, provocado por el motor de la nevera...

El único foco de luz es la pantalla de tu ordenador, tu sombra en la pared parece una presencia real, como si fuese una criatura al acecho, esperando el momento idóneo para abalanzarse sobre ti, pero por suerte es sólo una sombra, y estas, mientras haya una luz que las retenga contra la pared, no pueden hacernos daño...



Van pasando las horas, el sueño no acude a ti, de vez en cuando oyes algún sonido proveniente del otro lado de la casa, como ligeros crujidos, por supuesto, sabes que esos sonidos lo producen los materiales al enfriarse, sobretodo ahora, con los cambios bruscos de temperatura... Pero a estas horas de la noche, cuando todo está tranquilo y a oscuras... Parecen pasos furtivos de criaturas sin nombre, largo tiempo olvidadas, criaturas que ansían el calor humano, seres sin una forma definible, monstruos del sótano que se cobijan en la oscuridad, miedos irracionales, como el hombre del saco o el monstruo que todos tenemos debajo de la cama...

Pero hace tiempo que dejamos de creer en ellos, conforme vamos creciendo nuestros miedos cambian, el miedo a suspender, el miedo a nuestra primera vez, el miedo a la soledad, a los bancos...

Pero hay un miedo primigénio, un miedo puro que nos acompaña de pequeños, un temor que nos mantiene despiertos en la noche, con las mantas como único escudo protector, es el miedo a la oscuridad.

¿Es sólo la imaginación lo que nos hace ver criaturas horribles por la noche? ¿Es sólo nuestra mente la que convierte el susurro del viento en el lamento de almas corrompidas que vienen a por nosotros? ¿Estamos seguros que tras esa rendija que se queda abierta en el armario... Sólo hay ropa?

Espera un momento...

Me ha parecido escuchar una respiración en esta habitación...

Un reflejo en la ventana... ¿Es posible que haya alguien ahí? La silla cruje al levantarte... La oscuridad de esta larga noche es lo primero que ves al fijarte en el cristal... Algo parece retenerte, sientes un escalofrío recorrer tu espina dorsal desde el cuello hasta las piernas, el vello de tus brazos se eriza y sientes que tu visa se empaña con las lágrimas que intentan salir...

Obligas a tus piernas a obedecer, lentamente, arrastras un pie hacia delante, parece que unas manos invisibles te agarran las piernas, manteniendote en el sitio...

Por pura fuerza de voluntad logras acercarte a la ventana, el tiempo parece haberse detenido, detrás de ti queda el cono de pálida luz de tu ordenador y más allá en las sombras el maldito zumbido del frigorifico, notas el peso de la oscuridad, el avance como si se derramase de una balsa de aceite, pero a ti lo que te atrae es la ventana, ese cuadro negro delante de ti.

Más allá distingues la pared de enfrente, la ventana de tus vecinos es otro marco de oscuridad, que da a la nada insondable... Pero no parece haber nadie más allá del cristal de tu ventana... Quizas hayá sido tu imaginación... Despues del día de hoy, te sientes cansada, serán los nervios por el viaje... Decides bajar la persiana, no te gusta esa sensación de que alguien te observe...

¡Espera! Parece que... Hay alguien... Percibes su silueta desde la ventana de enfrente... Es... Extraño... Ves cómo enciende una vela, es una muchacha joven, delgada, su cabello rubio cae en cascada por detrás de su espalda, pero lo que te inquietan son sus ojos...

Parece que te esté mirando directamente al alma, esos ojos fríos como el hielo te aterran, te mira como hace un depredador con su presa, no hay ningúna expresión en su rostro, como si fuese una pintura sin alma, detrás de ella las sombras se mueven, ves unos ojos detrás suyo, brillan con un intenso color rojizo, ves como se van acercando, fundiendose en las zonas donde no alcanza la débil luz de la llama...

Observas paralizada como las criaturas se alzan detrás de la joven, rozan su cabello que se mueve ligeramente, como acariciado por una suave brisa...

La llama se apaga y un ruido suena a tus espaldas... Parece que algo se ha caido en el salón, sientes los latidos de tu corazón palpitar en las sienes, vuelves a mirar por la ventana, pero está todo en calma, ni rastro de la extraña joven, ni de esos ojos... Te parece escuchar un susurro llamándote desde más alla de la puerta de tu habitación.

Dices el nombre de tu hermano, la voz te sale quebrada y temblorosa con el miedo...

No hay respuesta...

Le amenazas, si es una broma, no tiene ninguna gracia...

El perro gruñe en sueños, parece incómodo, todas tus terminaciones nerviosas te gritan que le despiertes, pero, por algún motivo que no entiendes, decides no hacerlo.

Un golpe en el salón, otra cosa que parece haberse caido, como sea tu hermano le vas a dar una buena paliza, vuelves a decir su nombre, y de nuevo el silencio te responde...

La puerta de tu habitación se te atonja las fauces de una criatura antinatural, más allá...

¿Cómo es posible que te de miedo tu propia casa? Llevas muchos años aquí, podrías recorrerla con los ojos cerrados, pero es esa oscuridad... Los objetos que te son tan comunes durante el día, ahora te resultan amenazadores...

Y tienes la sensación de ser observada... No te gusta eso, no te gusta que la gente te mire fijamente, y allí hay algo... Algo que espera en la oscuridad... Algo que quiere estender sus garras sobre ti... Algo que no debería pertenecer al mundo lógico...

Escuchas su respiración, sibilante, como una serpiente que amenaza al incauto que se acerca demasiado...

Vuelves a escuchar tu nombre, las sombras parecen moverse como el humo, arremolinándose, invitándote a unirte a ellas, a descubrir que hay más allá...

Enciendes la luz de tu habitación, el ruido se detiene, la luz te hace sentir segura, vuelves a respirar, y el ritmo de tu corazón vuelve a la normalidad.

¿Ha sido todo imaginación tuya? Parecía tan... Real, quieres ir a mirar que es lo que se ha caído, que ha podido pasar... Pero al mismo tiempo te aterroriza la idea de adentrarte en la oscuridad, buscas el móvil para usarlo como linterna, no quieres encender ninguna vela, después de lo que has visto, te aterra pensar que se pueda apagar la llama...

El móvil ilumina muy poco, apenas lo suficiente como para ver un trozo de la pared...

Paso a paso te vas adentrando en las sombras, vas pulsando las teclas laterales de tu teléfono movil, para que no se apague, sólo el pensar que puedas quedarte sola en esta oscuridad te aterra...

Un paso...

Otro...

Otro más...

A tu izquierda, escuchas un susurro, apenas audible, pero estas segura de que lo has oido...

Mueves tu movil en dirección al sonido, con la esperanza de poder vislumbrar algo, pero no funciona...

Notas como acarician tu pelo desde atrás, te giras con el movil delante, como si fuese un cruzifijo capaz de salvarte de los demonios, un siseo en aumento te rodea, las lágrimas recorren tu rostro, saltas hacia el interruptor y lo golpeas con la fuerza de la desesperación...

El salón está como siempre, nada ha cambiado, todos los objetos estan en su sitio, respiras aliviada, ha sido todo una alucinación debido al sueño y a los nervios...

¡Maldito Wolf! Te ha tenido despierta hasta estas horas, para esto… Le matarás...

Ries nerviosa para liberar la tensión que has acumulado...

El móvil se apaga, deberías haberlo cargado...

Y es ahora...

Los plomos caen...

Oscuridad...

Un grito...




FIN

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